sábado, 27 de abril de 2013

La piel, un área con memoria

Calor, frío, dolor o suavidad, la piel siente todo, absorbe todo, capta todo. Con sus 5 mill de células sensoriales, la piel que nos separa del mundo exterior representa un inmenso receptor de sensaciones. La piel es el órgano más importante del ser humano porque cada sensación se corresponde a un mensaje fundamental en la relación con el prójimo. El primero de estos mensajes es el amor porque el amor nace del contacto. Los bebés lo saben muy bien, por eso es importante masajearlos.

A lo largo de la vida, la piel seguirá reflejando los altibajos de nuestra vida interior, la cara se pondrá colorada ante la ira o la vergüenza, pálida ante el miedo, resplandecerá ante la alegría y se apagará ante la depresión. Hoy en día, es normal padecer psoriasis, eccemas, herpes o acné al estar sometidos a la ansiedad negativa y las contrariedades afectivas.

Una persona que quiera decir muchas cosas sin poder hacerlo, acabará por transmitirlas -conscientemente o no- a través de la piel. El tejido cutáneo posee su propio lenguaje para evocar lo que no decimos de nuestra vida.

                               


Imagen de nuestra identidad única, profunda y superficial, reflejo de nuestra existencia emocional, la piel se presenta cada vez más como un área con memoria, donde nuestra vida va dejando con el tiempo una huella indeleble.


Por una  cosmética inteligente
Dominique Baudoux

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