domingo, 12 de mayo de 2013

Un órgano: la piel. Un sentido: el tacto

Desde el momento que sabemos que el tejido cutáneo se desarrolla al mismo tiempo que el sistema nervioso durante el desarrollo del feto, es evidente considerar la piel como algo más que un saco que envuelve un organismo vivo. Nuestra piel puede traducir nuestro estado de salud orgánico pero además, se puede considerar como el reflejo más fiel de nuestras emociones, de nuestro pequeños y grandes tormentos. La piel, a través de su sentido el tacto, permite acceder al mundo interior de la persona, rozar su intimidad, su pasado y su historia personal. Debemos considerar la piel como un cerebro extendido de nuestras emociones, que bastaría leer para comprender y tratar a las personas que sufran moralmente. Razón de más para cuidar al máximo nuestra piel.

Primeras caricias. Mary Cassatt 1844-1926

Dominique Baudoux
Por una cosmética inteligente

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